OPCIONAL: ANÁLISIS CRÍTICO DE LA PELÍCULA "LA CLASE".
La clase, película de ficción pero de carácter
documental, no es una película con argumento, pedagogía milagrera y desenlace feliz.
Es todo lo contrario y por eso resulta más cercana y real. Digo cercana y real
porque el instituto francés con alumnos de distintas razas y culturas que
protagonizan esta película-documental lo tenemos ya aquí, en nuestro entorno
ciudadano más próximo. La sensación de frescura y la apariencia de
verosimilitud del documental es tal que cuesta creer que profesor y alumnos no
sean profesionales del cine.
A través de las historias que surgen de allí, se
revela un enfrentamiento entre diversas formas de ver el mundo, todas ellas
representadas en el microcosmos de la clase. La tremenda franqueza del profesor
François sorprende a sus alumnos, pero su estricto sentido de la ética “hace
aguas” cuando algunos de sus alumnos le cuestionan y no aceptan sus métodos.
La cinta recoge el
conflicto entre profesor y alumnos porque los trata como iguales. Los alumnos
de hoy, a los que se atribuye todo lo negativo, no son idiotas ni gamberros
incorregibles, son bastante más listos que muchos de los maduros de hoy y que añoran unos métodos autoritarios que de
ninguna de las maneras tienen sentido en nuestra sociedad actual,
afortunadamente. La ironía y llamar a las cosas por su nombre del profesor es
una forma de reconocer que los alumnos merecen ser tratados como iguales. Al
provocarles les permite pensar. Este profesor no es paternalista como tantos
otros de películas que todos retenemos en la memoria y que concluyen
felizmente. Se atreve a ponerse en entredicho y a cometer errores con tal de
enseñar a sus alumnos. Es una persona real, verosímil. Por eso lo encontramos
cercano y entrañable.
Aunque el final
de la película también es duro y pesimista, hay algo que te dice, así lo intuyo
yo, que se puede esperar mucho de estas nuevas generaciones tan controvertidas.
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